lunes, 18 de noviembre de 2013

Algunas veces hacer algo no conduce a nada

"En la vida, lo esencial es formular juicios a priori sobre todas las cosas. En efecto, parece ser que las masas están equivocadas y que los individuos tienen siempre razón. Es menester guardarse de deducir de esto normas de conducta: no tienen por qué ser formuladas para ser observadas. (...) Toda la fuerza de las páginas de demostración que siguen procede del hecho de que la historia es enteramente verdadera, ya que me la he inventado yo de cabo a rabo. Su realización material propiamente dicha consiste, en esencia, en una proyección de la realidad, en una atmósfera oblicua y recalentada, sobre un plano de referencia irregularmente ondulado y que presenta una distorsión. Como puede verse, es un procedimiento confesable donde los haya".
Prefacio. "La espuma de los días", Boris Vian.



Hoy definitivamente he dejado que la espuma salga del día en estas páginas. Para ello no he hecho más que apretar el estómago y buscar a Boris Vian, al que debo momentos felices de juventud y sobre el que vuelvo, quizás, con el deseo de recuperar el tiempo perdido.

La realidad que vivimos, mísera en tantas cosas, me lleva a emprender algo nuevo, como es la escritura en este blog. Ante la imposibilidad de describir esa realidad por traumática, como la nombra Hal Foster en un extraordinario ensayo "El retorno de lo real", he decidido intentar tamizarla aquí para que, al menos, pase la espuma y, con ello, poder abordarla finalmente, tratando de rasgar un poco el tamiz; para poder, si no entenderla yo mismo, siquiera pensarla, sentirla e imaginarla, otra.



Francis Alÿs
Paradox of Praxis 1 (Sometimes Making Something Leads to Nothing), 1997
Stills from video; 5 min. Courtesy David Zwirner, New York 


Mi formación como historiador del arte me ha permitido acercarme a esa realidad por otras vías, estimulándome para no perderla de vista. Los artistas me han dado algo maravilloso, como es la posibilidad de pensar y sentir el mundo de otra forma, más allá de coordenadas preestablecidas, en márgenes vastos, con otros anteojos; sin las ojeras con las que el poder nos obliga a mirar, cada día a cegar con ellas. Sobre ello me gustaría hablar aquí, compartiendo preocupaciones, intereses y obsesiones. Aquí me moveré en los días en los que no haya espuma para que surja, en un intento de poner palabras a pensamientos; consciente de que la medida de las palabras no alcanzan a fijar los pensamientos del todo, cuando se sitúan encabalgadas en un texto apretado. Un texto, inseguro, que se deberá a muchos otros textos y a muchas imágenes detrás de las que hay otras que alcanzo a no ver del todo, pero a las que deseo llegar no sólo con el pensamiento, sino también con las palabras. Con esa inseguridad y la duda de acertar en el gesto de rasgar el tamiz escribo un punto y seguido. Con el convencimiento de que (según Francis Alÿs) algunas veces hacer algo no conduce a nada, me pongo finalmente manos a la obra, improductivo.




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